Como persona soy como soy, una mujer de nuestro tiempo que lucha día a día para poder conciliar los tres papeles clave de mi vida: el de mujer, el de madre y el de profesional. No me considero experta en nada, ni siquiera en aquello a lo que dedico más tiempo al cabo del día: mi trabajo. Pienso que si en algún momento llego a considerarme experta en algo, en ese instante dejaré de aprender, porque aprender es una actitud, un camino que no se acaba nunca. Puedo afirmar que, después de 47 años, no hay día en el que no aprenda algo. Y lo más curioso es que lo que aprendo proviene de muchas fuentes diferentes y a menudo inesperadas.
Si tuviera que describirme lo haría utilizando conceptos bastante antagónicos: pasión, cordura y locura. Puedo ser reflexiva y muy racional, pero cuando una chispa enciende una idea, el resultado es la pasión: una pasión desbocada para conseguir materializar lo que llevo dentro. Y, contrariamente a lo que pueda parecer, la pasión ha gobernado mi vida profesional, y la cordura y el sentido común, mi vida personal.
En este blog que hoy empiezo no pretendo dar lecciones a nadie, solamente quiero expresar lo que vivo, pienso y siento, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Creo que si lo comparto quizá pueda generar en alguien una inquietud, una idea, una chispa como las que en algún momento han encendido en mí el deseo de curiosidad, de cambio y de aprendizaje.
