El coronavirus ha producido cambio en horarios, rutinas y hábitos del alumnado. Estos cambios radicales han provocado que su día a día se haya convertido en una nueva realidad a la que adaptarse. Durante estos últimos meses, los profesores han visto como se multiplicaba su trabajo, en ocasiones las familias se han convertido en profesores y el alumnado ha tenido que adaptarse a la nueva realidad de la educación.
¿Cómo afectarán estos cambios a los alumnos y alumnas, desde los más pequeños a los más mayores a nivel de aprendizaje de los idiomas? Lo más importante de todo es saber qué hay que hacer para que les afecte lo menos posible.
En primer lugar, mostrar una actitud abierta y positiva frente al aprendizaje de idiomas, aunque el entorno o las herramientas hayan cambiado mucho, es fundamental. Aprender idiomas, independientemente de la pandemia, sigue siendo un MUST.
También hay que estar preparados para adaptarse y ser flexibles a los nuevos entornos de aprendizaje. La educación virtual se ha impuesto por necesidad, pero también ha demostrado que, bien planteada, es una alternativa a la presencialidad. Somos capaces de enseñar y los niños y niñas son capaces de aprender en el mundo virtual. Lo que debemos hacer es aprender a utilizar este nuevo modelo, porque ha llegado para quedarse.
El apoyo a familia y alumnado también son elementos clave para reducir el impacto de los cambios del entorno. Los procesos de cambio son dolorosos, a menudo producen incomodidad. La tarea de las instituciones educativas es la de proporcionar todo el soporte y la confianza para que la transición se realice de la mejor forma posible. A la vez, debemos ser muy accesibles para que tanto el alumnado como las familias nos puedan hacer llegar dudas, inquietudes, etc., para que, a su vez, nosotros les podamos comunicar la evolución en el proceso.
En definitiva, lo que ha sucedido, si sabemos extraer el aprendizaje correcto, puede modernizar el sistema educativo, y esto irá en beneficio de todos.
Desde luego si por algo se caracterizan tanto los niños como los adolescentes es por su capacidad para reinventarse y sorprendernos. Quizás esta sea una situación perfecta para que puedan hacerlo.