¿Podríamos renunciar al uso de la tecnología en el aprendizaje?

 

La clave está en un uso consciente y responsable de la tecnología en la educación. 

Marta García, directora de Producto en Kids&Us, y Héctor Ruiz, investigador en psicología cognitiva del aprendizaje y director de la International Science Teaching Foundation, conversan sobre ello.   

 

 

Marta García: La razón de ser de Kids&Us es que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación con sentido; es decir, todo aquello que hacemos tiene un objetivo único: proporcionar una experiencia de aprendizaje con la máxima calidad. En ese sentido, hemos venido utilizando durante todos estos años los recursos que, de alguna manera, funcionan universalmente para proporcionar esta experiencia de aprendizaje tan única.  

 
Parte de este compromiso consiste, también, en estar en una espiral de evolución continua y mejora constante para que el método cambie como cambia nuestro alumnado, como cambia el mundo y que, por lo tanto, incorpore todos aquellos recursos que la innovación pone a nuestra disposición para que nuestro alumnado aprenda más y mejor. No hacerlo sería muy irresponsable por nuestra parte y, en este sentido, utilizamos y estamos utilizando herramientas tecnológicas siempre puestas al servicio de la pedagogía para potenciar, para impulsar aún más la experiencia de aprendizaje.  

Sin embargo, ahora parece que estamos viviendo una corriente que va en contra del uso de tecnología, de dispositivos digitales. Pensamos que la cuestión o la pregunta que tenemos que resolver no es «tecnología sí o tecnología no», sino que lo que tenemos que hacer es un buen uso de la tecnología y utilizarla con sentido, como decimos en Kids&Us, y de manera responsable.  

Héctor Ruiz: Sí, la verdad es que a pesar de lo que se está propagando últimamente en los medios, desde los 70, incluso antes, tenemos muchísima investigación mostrándonos el potencial que tiene la tecnología a la hora de contribuir al aprendizaje.  

Por algún motivo, están apareciendo muchos malentendidos que mezclan los diversos usos de la tecnología y los ponen a todos en el mismo saco cuando, en realidad, hay usos que efectivamente uno puede cuestionar si pueden ser beneficiosos, pero otros usos son claramente beneficiosos, como nos indica la investigación. De hecho, a pesar de lo que se está diciendo, hay un gran consenso científico sobre cómo la tecnología puede aportar ventajas para la enseñanza, para el aprendizaje. Es una pena que ahora se estén malinterpretando muchas de las cuestiones que nos indica la ciencia sobre el uso de las TIC, de las pantallas… En realidad, la tecnología es una herramienta y de lo que se trata es de cómo se utiliza y para qué se utiliza; en educación, clarísimamente renunciar a una herramienta tan versátil, con tantas posibilidades, es absurdo.  

Pero, sobre todo, es absurdo si se renuncia a ella basándose en malentendidos, en cuestiones que no son ciertas. Se están diciendo cosas como que las pantallas producen miopía cuando eso no es así. Es decir, lo que puede incentivar la miopía es fijar durante mucho tiempo la mirada de cerca, y el problema es que eso no solo pasa con una pantalla; pasa también, por desgracia, con los libros. Nos están diciendo que las pantallas provocan trastornos del sueño.  

 
Lo que sabemos científicamente es que eso es así si uno las usa antes de irse a dormir; no van a producirse trastornos del sueño porque uno las esté usando durante el día. Los adultos que trabajamos horas y horas delante de una pantalla tendríamos muchos problemas de trastornos del sueño si fuera así. Se está diciendo que las pantallas provocan que se atrofie la atención y tampoco es cierto. Lo que sí estamos viendo es que los dispositivos, cuando los tenemos a mano en cualquier tipo de situación, nos provocan ciertas distracciones, pero nuestra capacidad de atención continúa siendo la misma. De hecho, ese es el problema: muchas más distracciones, misma capacidad de atención; es difícil... Cuando hay un uso regulado, controlado de la tecnología y explícitamente dirigido, en este caso, al aprendizaje, la tecnología nos proporciona una cantidad de recursos que difícilmente podamos conseguir sin ella. Es una lástima que estemos ahora debatiendo cuestiones de manera tan simplificada cuando no podemos caer en simplificaciones porque nos estaremos tirando piedras a nuestro tejado.  

Marta García: Que utilicemos tecnología no significa que dejemos de utilizar todos los recursos, todas las estrategias que se ponen en práctica en el aula presencial. En definitiva, lo que queremos hacer en Kids&Us, nuestra estrategia de innovación pasa por combinar con acierto lo mejor de los dos mundos: por un lado, aquello que nos proporciona el entorno presencial que, efectivamente, cuando aprendemos un idioma es algo precioso; esta capacidad de interactuar y de comunicarse de manera natural en un entorno real.   

Por otro lado, aquello que la tecnología nos proporciona son cosas a las que el ser humano todavía no llega o que no se pueden realizar de la misma manera cuando estamos trabajando de manera grupal y que, en un espacio individual, el alumno o la alumna sí puede practicar y le puede permitir multiplicar las opciones de éxito u optimizar el proceso de aprendizaje. Con lo cual, de nuevo, no es una cuestión de esto sí, esto no.  

Es cómo podemos hacer que todo sea mejor combinando ambos mundos.  

Héctor Ruiz: Es una falsa dicotomía pensar que vamos a usar tecnología o libros, o tecnología o conversación. Todo lo vamos a hacer en el momento oportuno; vamos a usar la tecnología allá donde nos pueda aportar un valor añadido que, sin ella, difícilmente podríamos conseguir.  

No podemos caer en pensar que simplemente hay una manera correcta de hacer las cosas y otra no. Decimos que preguntar cuál es el mejor método de enseñanza y aprendizaje es como preguntar cuál es la mejor herramienta de la caja de herramientas.  

¿Cuál es la mejor? Bueno, depende de qué propósito tengas en cada momento, ¿no? Hay cosas para las que no hace falta la tecnología, que hasta puede estorbar. Pero hay otras cosas en que la tecnología nos va a permitir conseguir tipos de actividades que pueden ser más activas,  que nos pueden proporcionar información más exhaustiva sobre el aprendizaje del estudiante... Bueno, muchísimas cosas en las que nos puede ayudar sin que por ello renunciemos a propuestas que no la van a necesitar, porque no todo va a necesitar de esa tecnología para conseguir el mayor impacto. 

 

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