El mundo del aprendizaje infantil ha evolucionado considerablemente en los últimos años. En las clases se utilizan un gran número de recursos, algunos de lo más tradicionales, pero también otros modernos que han resultado ser muy eficaces. Es el caso de los lapbooks, un tipo de libro o lámina cuyo formato puede variar y que sirve para presentar información sobre un tema concreto. También conocido como "libro desplegable", se trata de una herramienta educativa que permite a los niños y niñas participar activamente en su propio aprendizaje. Verán que ellos mismos son capaces de crear libros con imágenes y textos, como los que suelen utilizar en las clases.
Involucrar a los niños en la creación de contenidos didácticos es una buena forma de ir interiorizando los conceptos y elementos que aparecen. Los lapbooks se diferencian de los libros convencionales en que son un objeto dinámico, que puede ir variando de forma y suele centrarse en un solo tema. De esta manera, se ofrece un mapa visual sobre la temática elegida y se puede profundizar en ella o simplemente tener una perspectiva general.
Sin duda, se trata de un material didáctico con mucho valor, tanto para el alumno como para el profesor. Es una opción para dar rienda suelta a la creatividad y mostrar qué procesos siguen en la gestión de material y cómo interiorizar diferentes conceptos. Aunque no es una alternativa a los libros de textos tradicionales, cada vez son más los colegios y academias que utilizan los lapbook como ejercicio o complemento formativo.
Además, se convierte en una gran motivación para los niños y niñas, ya que se sale de la dinámica de trabajo habitual y son ellos, con sus propias manos, quienes van diseñando y creando una de las herramientas para su aprendizaje.
Lógicamente, al ir manejando los contenidos que van a incluir en el montaje final, se van familiarizando con los diferentes conceptos, por lo que los van interiorizando de forma natural, en lugar de memorizar lo que en muchas ocasiones se olvida a medio-largo plazo.
También ayuda a desarrollar la habilidad manual, ya que la realización de lapbooks implica recortar y pegar los diferentes ítems de forma organizada y fomenta su creatividad ya que también se encargan del diseño de lapbook y de la organización de su contenido.
Dotar a los pequeños de autonomía se traducirá en una mayor confianza para su toma de decisiones en el futuro. Estos detalles van sumando seguridad en sus movimientos dentro y fuera del ámbito académico.
Ya hemos comentado que una de las ventajas del lapbook es que no hay una estructura fija, sino que es el propio niño quien decide qué información incluir y cómo presentarla. Lo más importante es elegir el tema a tratar, y a partir de ahí se pueden establecer las secciones o subtemas que formarán parte del libro.
Antes de proceder a la creación del lapbook en sí, se recomienda hacer una selección de todos los materiales que se van a utilizar. Así, al colocarlos sobre una mesa grande y con todos ellos a la vista, se puede tener una idea más clara de cómo se va a estructurar la información.
Pasos a seguir para hacer un lapbook:
Podéis ver cómo hacer un lapbook en el siguiente enlace:
Los lapbooks son un ejemplo más de cómo involucrar a los peques en su propio aprendizaje. Los métodos tradicionales se fusionan con nuevas formas de transmitir información, de manera que el formato se puede adaptar más fácilmente a las características de cada alumno.
Además, por su versatilidad, se puede utilizar con alumnos de todas las edades y niveles. Desde niños en edad preescolar hasta adolescentes que pueden hacer composiciones más complejas a partir de las cuales desarrollar diferentes conceptos en profundidad. Por eso, si el alumno va a utilizando esta herramienta a lo largo de los años, será capaz de evolucionar en esa forma de expresarse y aprender, convirtiéndose así en una alternativa más efectiva incluso que los libros tradicionales.
Dar responsabilidades al alumno en lo referente a su educación permite que esta se personalice más que en antiguos planes de estudios. Cada persona tiene su propio ritmo de aprendizaje, por lo que tiene sentido adaptarse a él. Incluso en el caso de querer responder a unos estándares para cumplir con las exigencias curriculares, en edades tempranas, es crucial entender la educación como un proceso de adquisición natural.